Todos los indicadores de la economía confirman un dramático escenario con cuatro posibles desenlaces. La improbable continuidad del oficialismo implicaría un ajuste recargado y la eventual dolarización frente a una gran debacle. El desahogo de la década pasada choca con el protagonismo acreedor del FMI, la adversidad comercial y la desvalorización irresuelta. El calvario de Grecia anticipa los padecimientos que afrontará el país, en una renegociación de la deuda amoldada al FMI. Las expectativas en un alivio portugués tienden a diluir la batalla contra los financistas.