Con provocaciones y amenazas Trump intenta recuperar la primacía económica de Estados Unidos. Exige negociaciones bilaterales para reforzar el dominio de la digitalización y la supremacía en los servicios. Pero no logra forjar las alianzas internacionales requeridas para su proyecto. Acentúa el belicismo de sus apéndices sin recurrir hasta ahora a la intervención directa.
En un escenario de recuperación económica la ansiada reducción del déficit comercial sigue pendiente. El caos del gabinete, las tensiones con el establishment y la resistencia democrática erosionan su gestión. El liderazgo inicial de la mundialización neoliberal no ha contenido el deterioro del poder norteamericano.