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Integración, soberanía y socialismo en América Latina

Leer texto completo [PDF]Leer texto completo [PDF]La región necesita resistir la dominación estadounidense y negociar en bloque con China, para recuperar soberanía y revertir su regresión económica. Existen condiciones favorables para introducir ambos giros
La confrontación con los Tratados de Libre Comercio incluye nuevos senderos. Logros en su normativa podrían pavimentar un Bandung en la Ruta de la Seda, pero se requiere afianzar la construcción de la unidad popular latinoamericana.
Una estrategia internacional de pluripolaridad se gesta con programas radical-revolucionarios basados en el protagonismo popular. Diverge con la mera multipolaridad por el horizonte socialista, que podría ser apuntalado con el protagonismo de América Latina.

El desconcierto del neoliberalismo latinoamericano

El retroceso de Estados Unidos en la región no atenúa el sometimiento neoliberal al dominador de la región. Al contrario, genera fantasías de buen servidor y mitos de prosperidad latinoamericana, derivadas del creciente peso de los inmigrantes hispanos. Pero la tentación de negocios con Beijing y la dependencia político cultural de Washington inmoviliza a los conservadores.
El neoliberalismo repite las mismas fórmulas de concentración agraria, que históricamente distanció a la región de la industrialización estadounidense. Desconoce la gravitación de la soberanía política, en la trayectoria histórica contrapuesta de Estados Unidos y América Latina. También ignora la incidencia de la balcanización en la indefensión frente al coloso del Norte. El conservadurismo contemporáneo potencia todas las adversidades legadas por sus antecesores
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Multiplicidades de China en América Latina

Leer texto completo [PDF]China cumple todos los pasos de su programada presencia comercial, financiera e inversora en la región. Exhibe gran astucia geopolítica al eludir confrontaciones con Estados Unidos, sumando países a su pulseada con Taiwán. Expande su gravitación económica sin correlatos militares equivalentes y a diferencia de Estados Unidos no actúa como una potencia imperial. Es imprevisible si alcanzará ese status.
Los convenios económicos desfavorables generan dependencia, pero no sometimiento político. Esa diferenciación es omitida en la identificación de ambas potencias o en el presupuesto de un capital transnacional preeminente. Hay que evitar la idealización de China para registrar la adversidad de los convenios con América Latina. Lo ocurrido en el Indo-Pacífico anticipa las disyuntivas que enfrenta nuestra región. Corresponde resistir a Washington y negociar de otra forma con Beijing.

Estados Unidos improvisa frente a la Ruta de la Seda

Leer texto completo [PDF]Estados Unidos pierde primacía económica en América Latina frente a la avasallante presencia de China. No encuentra recetas para contrapesar ese protagonismo que amenaza con su tradicional dominación. Su pérdida de productividad le impide batallar en el terreno del libre comercio y ofrece pálidos negocios a sus socios regionales. Por el contrario, China introduce aceleradamente su Ruta de la Seda en Latinoamérica, sin ninguna tradición de apropiaciones compulsivas.
La respuesta intentada con la APEP no tiene la proyección del ALCA, ni el soporte del Consenso de Washington. El fracaso de la Cumbre de Los Ángeles retrató esas limitaciones. Pero Estados Unidos no contempla ninguna retirada y afianza la presencia del Pentágono. También redobla la presión geopolítica para alinear a la región contra Moscú y Beijing, escalando agresiones contra los gobiernos radicales. Sus vacilaciones socavan esa contraofensiva en el atolladero latinoamericano.

Auge y ocaso de la Doctrina Monroe

Leer texto completo [PDF]Un principio defensivo se transformó en la guía estadounidense para desplazar competidores y reforzar la dominación regional. Legitimó inicialmente la ampliación territorial, el control de Centroamérica, la supremacía en el Caribe y la disputa por Sudamérica. La doctrina orientó el desplazamiento de España e Inglaterra y convalidó la primacía de las empresas norteamericanas. Ese barómetro apuntaló la cruzada anticomunista durante la guerra fría.
Ese mismo patrón reaparece en el siglo XXI, pero con decreciente efectividad. No logra disuadir la presencia china, ni los negocios asiáticos con las clases dominantes de la región. También pierde gravitación el autoelogio, el padrinazgo y la terminología imperial. Estados Unidos no encuentra fórmulas para retomar su dominación.

Proezas y encrucijadas de Cuba

La destructiva obsesión de Estados Unidos con Cuba persiste al cabo de seis décadas y el bloqueo continúa con la misma intensidad que los complots. Las reformas para revertir el estancamiento de la economía se posponen por temor a socavar los logros sociales de la Revolución. Pero una combinación de mercado y formas combinadas de acumulación con protagonismo estatal es insoslayable para recuperar el crecimiento.
Las protestas reflejaron esas tensiones que el gobierno supo gestionar neutralizando la utilización derechista del malestar social. La renovación del actual sistema político permitiría procesar la mutación económico-social en curso.
La hazaña de sostener la Revolución es reconocida por la gran corriente regional de solidaridad y es desconocida por la socialdemocracia, que convalida con buenos modales el acoso imperial. La experiencia de Europa Oriental refutó la expectativa en un desemboque socialista de acciones auspiciadas por la derecha. Las críticas de izquierda deben ofrecer alternativas viables y basadas en experiencias contemporáneas.

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Tres rumbos en el eje radical de América Latina

El imperialismo norteamericano promovió la debacle de la economía venezolana, pero no pudo destruir el proceso bolivariano. Replantea su estrategia frente al fracaso de la oposición y la necesidad de importar petróleo. La reactivación de una economía dolarizada acrecienta la desigualdad y la forma de asignar divisas define un curso inequitativo o redistributivo. La impugnación total del rumbo actual difiere de su corrección y la lucha salarial remodela al oficialismo.
Bolivia soportó tres oleadas golpistas con el guiño estadounidense que repitieron lo fracasos de los escuálidos. El MAS doblegó a la derecha cuando utilizó las respuestas energéticas del chavismo. Desenvolvió un modelo económico productivo, en las antípodas del fallido esquema venezolano. La reorientación actual coexiste con borrosas tensiones internas.
Nicaragua es un caso muy distinto de conflicto con Estados Unidos y represión interna, a partir del viraje que transformó al sandinismo en orteguismo. No deben silenciarse las persecuciones, ni tampoco la responsabilidad primordial del imperialismo.

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Discusiones en la izquierda latinoamericana

Una alternativa de izquierda es indispensable para superar la tibieza del progresismo actual. Esa opción sólo emergerá exponiendo críticas a la inconsecuencia de ese espacio. Para modificar las relaciones de fuerza hay que compartir alegrías y objetar capitulaciones.
La derecha es el enemigo principal que el progresismo no enfrenta con contundencia. La omisión de esa diferencia ha sido problemática en México o Ecuador. La acertada decisión de sostener a Lula en las dos vueltas, contribuyó a crear un escenario más favorable para las demandas populares. En Argentina se afrontan dinámicas semejantes. En Chile y Perú ha quedado corroborada la necesidad de distinguir a los enemigos de los adversarios.
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Seis experiencias del nuevo progresismo

Leer texto completo [PDF]El mapa regional del 2023 ilustra la preeminencia de un progresismo más extendido y fragmentado que en la oleada anterior. La pacificación que promueve Petro es desafiada por la indefinición de la ultraderecha y por la inviabilidad de un capitalismo inclusivo en la región. La expectativa que genera Lula choca con el amoldamiento al establishment y exige evitar la desmovilización de las gestiones anteriores.
El fracaso de Fernández ilustra cómo la inacción económica potencia el deterioro político. López Obrador mantiene la atadura económica con Estados Unidos, pero desenvuelve regulaciones estatales y gestos de autonomía. Boric incumplió promesas, vació la Constituyente y aceptó el libreto de los poderosos. Castillo gestionó en forma caótica rehuyendo el sostén popular. En toda la región persiste una polarización asimétrica entre un progresismo vacilante y una ultraderecha muy agresiva.

Los dilemas del progresismo en la CELAC

Leer texto completo [PDF]El resurgimiento de la CELAC sintoniza con la nueva oleada progresista y el desconcierto de la derecha. Lula reactiva el MERCOSUR para equilibrar los negocios regionales de la industria con la expansión internacional del agronegocio. Pero el sostén estructural de esa apuesta es muy dudoso.
La promocionada integración está socavada por la generalizada convalidación de los tratados de libre comercio. Estados Unidos sabotea esa convergencia sin ofertas relevantes, exige subordinación geopolítica y recibe respuestas disimiles.
El progresismo mantiene el silencio frente al drama de Perú y Haití y no modifica la relación económica adversa con China. La CELAC Social propicia con escasa visibilidad proyectos de soberanía e integración popular.