La nítida tragedia humanitaria contrasta con la indefinición militar y el incierto efecto económico de la guerra. La responsabilidad del imperialismo norteamericano es más ocultada que la injustificada invasión rusa. Reiniciar las negociaciones es el curso más progresista y favorable para conseguir la soberanía. Las posturas indulgentes frente a la OTAN son tan inadmisibles como el llamado a la provisión de armas. Pero la invasión no fue una acción defensiva y tiene consecuencias negativas. Una caracterización comparada de la guerra confirma esa impronta regresiva.Leer texto completo [PDF]