Video del seminario sobre la crisis económica mundial y sus consecuencias en América Latina, Universidad de los Trabajadores, IMPA, 29 octubre 2011

La convulsión que sufre Grecia se parece mucho a lo vivido en Argentina durante el 2001, cuando el incremento de la deuda devastó a la economía sudamericana. Una parte de ese pasivo subió por el cómputo de deudas inexistentes que financiaban la fuga de capitales. Otra porción creció con la espiral de intereses y refinanciaciones y otro segmento surgió por la absorción estatal de los quebrantos privados.

Los procesos de integración latinoamericana afrontan el nuevo contexto creado por la crisis global. Este cuadro induce tres posibilidades de evolución: mayor balcanización, asociaciones al servicio de las clases dominantes o avances hacia la unidad antiimperialista.

La política de contemporización social del Gobierno combina exigencias capitalistas con aceptación de demandas populares. Es necesario construir una tercera alternativa

Los gobiernos reformistas de Sudamérica, en conflicto con los poderosos, pueden avanzar hacia rupturas revolucionarias o consolidar el capitalismo de estado

Las opciones en juego son capitalistas y no favorecen a las clases oprimidas. Lula consolidó una estabilización burguesa basada en la desmovilización y la despolitización

Estados Unidos reactiva la IV Flota y erige nuevas bases en Colombia para desactivar el ALBA y amenazar a las administraciones poco confiables.

La ausencia de control obrero y social y el injustificado pago de indemnizaciones en las nacionalizaciones bolivarianas reciclan los privilegios de la “boliburguesía”

El modelo exportador ha recuperado preeminencia, multiplicando la atadura de la economía zonal al vaivén de precios de las materias primas.

Los dos factores que pospusieron el desenlace –altos precios de las materias primas y control del déficit y la inflación- están sujetos a imprevisibles desajustes