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La economía desde la izquierda II: Modelo y propuestas

La preservación de una economía dependiente con gran desigualdad social explica las tensiones del modelo. El déficit energético es consecuencia de una depredación tolerada por el gobierno. Luego de nacionalizar YPF en forma tardía e insuficiente se premia con indemnizaciones a los responsables del vaciamiento. La extracción contaminante reforzará la minería a cielo abierto y el esquema extractivo de expansión sojera.
Se ha recompuesto la estructura vulnerable, deficitaria y extranjerizada de la industria. La prioridad del ferrocarril fue sustituida por la sobre-oferta automotriz, en un marco financiero pro-consumo y anti-inversión.
El ensayo neo-desarrollista quedó sofocado por la victoria agro-sojera del 2008. El gobierno renunció a incrementar la apropiación estatal de la renta, que se requiere para el desarrollo productivo y la estabilidad cambiaria. La burguesía local repite su vieja conducta de remarcar precios, fugar capital y no invertir. La regulación estatal no modificó este comportamiento y la decepción del gobierno se traduce en un giro pro-mercado.
Pero en el debate con el oficialismo no hay que adoptar los argumentos neoliberales. La izquierda tiene proyectos para contener la inflación mediante la fiscalización popular de los costos y las ganancias. Se necesita un control de cambios en serio y la investigación de la deuda para discriminar los compromisos reales de los ficticios. El bache fiscal debe recomponerse con impuestos progresivos.
El monopolio estatal del comercio exterior y la nacionalización del sistema financiero son indispensables para superar la dependencia agro-exportadora. El objetivo debe ser erradicar y no renovar el capitalismo. La transición socialista es el emblema de la izquierda.

Las grietas del modelo

La economía argentina está ingresando en una nueva etapa. Los períodos de expansión sin obstáculos (2003-2008) y desajustes controlados (2009-2011) han quedado atrás y se verifica una erosión del modelo vigente. Los desequilibrios en curso empalman con impactos de la crisis internacional y por esta razón ya nadie habla del “blindajes”. A pesar de la continuada apreciación de las exportaciones, los dólares del superávit comercial se retraen y la situación fiscal se torna delicada.
Las tensiones actuales son significativas, pero no guardan ninguna semejanza con del descalabro padecido en el 2001-02. Tampoco tienden a desembocar en convulsiones de la magnitud observada en la periferia europea. Pero el contexto general se ha deteriorado y ya no presenta los rasgos favorables de los últimos años.
El ciclo ascendente de la última década obedeció a tres procesos convergentes: un inédito aumento de los precios de las exportaciones, políticas económicas expansivas y una gran recuperación de la tasa de ganancia. Esta última recomposición sucedió a un brutal ajuste con la consiguiente desvalorización de salarios y capitales. En pocos países se presentó esta combinación de circunstancias.
La simplificación neoliberal desconoce este diagnóstico. Atribuye la recuperación a la presencia exclusiva de condiciones externas óptimas y con esta visión unilateral difunde evaluaciones inconsistentes. Un día describen oportunidades históricas para la Argentina y al otro día pronostican una inminente explosión financiera, cambiaria o productiva.
La interpretación oficialista carga con equívocos de otro tipo. Suele retratar un milagro de políticas activas, abstraído del contexto global y de la rentabilidad objetiva que recuperó el capital. Por eso postula la vigencia de un esquema económico con virtudes intrínsecas para auto-generar crecimiento, recaudación fiscal y demanda. Esa mirada impide registrar los desequilibrios que emergen en la actualidad, como consecuencia de contradicciones gestadas por el propio modelo.

No tuvimos ascenso de precios hasta que se llegó al pleno empleo de la capacidad instalada

Tradicionalmente la inflación ha sido el mecanismo para asegurar la rentabilidad de los grandes grupos económicos en condiciones de baja inversión o fuga de capital.

Manifestaciones de la crisis en América Latina y las paradojas del neo-desarrollismo argentino

RESUMEN: El agravamiento de la crisis global acentúa las limitaciones de la economía latinoamericana para atemperar la turbulencia. Aumenta la centralidad de UNASUR, pero el fondo de estabilización no contrarresta la extranjerización de las finanzas y el estancamiento del Banco del Sur. Las enormes reservas terminarán socorriendo a los banqueros europeos, si no hay avances en la moneda común. El extractivismo exportador impide repetir el desarrollo manufacturero asiático y refuerza la preeminencia de las empresas transnacionales. Los planes asistenciales no reducen la desigualdad, ni atemperan la superexplotación, mientras la lumpen-burguesía del narcotráfico potencia la marginalidad social. El desprestigio neoliberal ha resucitado los enfoques neo-desarrollistas, pero la sustitución de las viejas burguesías nacionales por grupos exportadores obstruye los proyectos de reindustrialización. En este contexto si plantea la posibilidad de una tercera vía verdaderamente popular.

Al concluir el año 2011 reaparecen los nubarrones sobre la economía latinoamericana. El brusco agravamiento de la crisis global augura un freno del crecimiento que aumenta el nerviosismo. Durante el último quinquenio el producto bruto regional mantuvo un ritmo ascendente del 5% anual, a pesar de la desaceleración registrada en el 2009. La recuperación posterior se prolongó durante el 2011, que finalizaría con un incremento de 4,4% del PBI. Hay previsiones de otro aumento del 4,1% para el 2012, pero nadie sabe cuánto durarán los escudos protectores frente a la nueva turbulencia internacional.

Los neoliberales advierten contra la recaída y proponen recortar el gasto público para reforzar las defensas. Aunque la deuda pública y privada es muy inferior al promedio de los países desarrollados, promueven la contracción para asegurar las acreencias de los banqueros. Sus convocatorias a la austeridad expresan esta prioridad de los financistas. Por el contrario, los heterodoxos alientan la continuidad de políticas contra-cíclicas. Los economistas de CEPAL presentan esta intervención como un acto de transgresión del neoliberalismo, olvidando que en numerosos países (México, Colombia o Chile), estas medidas complementan la continuidad del libre-comercio y las privatizaciones. Son iniciativas más dependientes de los ingresos fiscales que de las ideologías gubernamentales . Este intervencionismo no ha sido el único atenuante de la crisis. También la apreciación de las materias primas exportadas, el ingreso de capitales sin oportunidades de inversión en los países centrales y la desincronización del ciclo regional han limitado el impacto del temblor .

Esta combinación de circunstancias se corrobora en la gran heterogeneidad de situaciones nacionales y en la escasa conexión de la reactivación con estrategias peculiares. Se han registrado altas tasas de crecimiento en países con políticas económicas heterodoxas (Argentina) y ortodoxas (Perú) y también resultados inversos en países del primer grupo (Venezuela) y del segundo (México). El efecto atenuado del tsunami global se ha verificado, además, especialmente en el sur del continente. Centroamérica y el Caribe sufren el duro contagio de la recesión estadounidense.

Anatomía del Kirchnerismo

RESUMEN:
El kirchnerismo reconstruyó el estado idealizando al capitalismo regulado, subsidiando a la burguesía y esperando el surgimiento de un funcionariado eficiente. Ha forjado un régimen con pilares para-institucionales y las semejanzas de contexto con el primer peronismo no se extienden a la relación con los trabajadores.
El gobierno tiene un perfil centroizquierdista y desarrolla contradictorias políticas de regimentación y democratización en torno a los derechos humanos, los medios y la justicia. Retoma los intentos de fusión del peronismo con el progresismo, en choque con los caceroleros de la derecha y el protagonismo sindical.
La perpetuación de la desigualdad y el rechazo oficial de horizontes socialistas conspira contra las metas imaginadas por el progresismo K. Este sector actúa con escasa autonomía y reduce las opciones actuales a la simple elección entre dos campos.
La derecha trabaja por una restauración neoliberal. El marco democrático y las expresiones de soberanía desatan sus enojos elitistas. Promueve el revanchismo gorila mediante hipócritas convocatorias al dialogo y en su cruzada contra el populismo alienta la despolitización.
El formalismo republicano oculta viejas complicidades con dictaduras y una persistente aversión a la democracia real. Esta duplicidad se verifica en la apología de la Constitución vigente. La centroizquierda anti-K comparte estas estrategias de institucionalidad conservadora, apuntalando campañas y candidaturas regresivas. Postula repetir la experiencia de gobiernos vecinos, que resisten los avances democráticos y sociales logrados en nuestro país.
La izquierda partidaria constata la naturaleza capitalista del gobierno, sin clarificar las singularidades del kirchnerismo. Tampoco especifica el carácter progresivo o regresivo del bonapartismo oficial. Su neutralidad en los conflictos oficiales con la derecha ilustra una carencia de brújula.
La izquierda independiente propone prácticas militantes inspiradas en la tradición revolucionaria latinoamericana. Cuestiona al gobierno sin aceptar puentes con la derecha, pero afronta el desafío de superar los resabios del autonomismo anti-electoral. El 2013 confirmará el excepcional momento que vive Argentina.

Contrasentidos del neodesarrollismo

RESUMEN

No está definido aún si la desaceleración actual derivará en recesión. Pero el freno no se explica por la crisis global, que mantiene un efecto contradictorio sobre la economía nacional. Las comparaciones oportunistas con la periferia europea oscurecen este análisis. La aceleración de la inflación para mantener la rentabilidad, la salida de capitales para diversificar inversiones y el desequilibrio fiscal por ausencia de reformas impositivas progresivas son tres problemas de la coyuntura.

Los economistas de la derecha disfrazan su demanda de ajuste con llamados a “recuperar la confianza”. En realidad exigen mayores protecciones a las ganancias de los acaudalados. El gobierno ensayó primero un recorte dosificado y ha optado luego por otro intento de reactivar la demanda. Esta misma oscilación explica la pesificación, el plan de viviendas, el manejo del Banco Central y la política energética. Se adoptan medidas tardías con el pretexto de la herencia recibida por los 90.

Los rasgos neo-desarrollistas del modelo se verifican en la política económica, la gestión del estado y los intereses dominantes capitalistas. Hay muchos vasos comunicantes con la ortodoxia neoliberal y poca disposición a reducir de la desigualdad. A diferencia del viejo desarrollismo se subordina la industrialización a la exportación de bienes primarios y se apuntala a los grupos que han internacionalizado su actividad.

Persiste el fallido ensayo de recrear la burguesía nacional. Las subvenciones generan despilfarro sin revertir la ausencia de inversión privada. Los escándalos de corrupción son un condimento insoslayable de este nuevo intento de modificar el comportamiento improductivo de los capitalistas argentinos. Pero no existen sólo dos opciones para el futuro económico. Un proyecto popular contrapuesto al neoliberalismo y al neo-desarrollismo surgirá con la maduración política de la lucha social.

La pulseada por la renta

19.May.08

El conflicto rural le ha otorgado legitimación por arriba a la acción directa, ya que esta vez los artífices del piquete no fueron los desocupados o los ambientalistas. Esto puede favorecer una próxima oleada de movilizaciones sociales