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De la primavera alotoño árabe

La suspensión del bombardeo a Siria ilustró la oposición que enfrentan las agresiones imperialistas. Pero Estados Unidos mantiene su propósito de destruir a un régimen adversario, impedir el resurgimiento de Rusia y frenar el desarrollo nuclear de Irán. No puede repetir Libia en una región que concentra complejas disputas geopolíticas.
Arabia Saudita y Qatar sostienen otro eje reaccionario, mientras Israel consolida la desposesión del pueblo palestino. Los yihadistas cumplen un papel análogo al fascismo y son enemigos de la unidad antiimperialista árabe.
La revuelta democrática en Siria se ha transformado en un desangre manipulado por potencias rivales. Esta involución tiende a repetir lo ocurrido en Irak o Argelia. Las destrucciones imperiales, confesionales y estatal-militares permiten remodelar la estrategia norteamericana. Pero la primavera recobra vitalidad en la oposición a la islamización forzosa que ha irrumpido en Egipto, Turquía y Túnez.
Existen semejanzas con América Latina en los efectos del neoliberalismo, las dictaduras y la dominación extranjera. Pero el predominio confesional y el declive del nacionalismo radical y la izquierda reflejan experiencias políticas y condicionamientos históricos muy diferentes.
La guerra en Siria carece de horizontes progresistas y las campañas por una “Paz con Justicia” aportan una salida. Las obligaciones diplomáticas que enfrentan los gobiernos no se extienden a los movimientos sociales.
El antecedente de Libia demuestra cuán erróneo es el apoyo a los “rebeldes” o al régimen. No existen sólo dos campos en disputa. La primavera ya ha devenido en un duro otoño y puede desembocar en un invierno imperial. Pero también despuntan perspectivas de un verano democrático.

El ajedrez global de la crisis

Una nueva fase recesiva de la crisis iniciada en el 2007 se vislumbra en las economías desarrolladas. El rebote logrado con desembolsos estatales se está agotando y la próxima recaída incluirá un alto piso de desempleo. Sólo para retomar el nivel de ocupación vigente al comienzo del temblor se necesitarían crear en el mundo 17 millones
de puestos de trabajo y las tesorerías están exhaustas por el socorro brindado a los bancos.
¿Cómo se desenvuelve la crisis económica en cada región? ¿Cuáles son las estrategias en juego de las clases dominantes? ¿Qué tipo escenarios están despuntando a nivel global?

La crisis y América Latina

Video del seminario sobre la crisis económica mundial y sus consecuencias en América Latina, Universidad de los Trabajadores, IMPA, 29 octubre 2011

Lecciones de Argentina para Grecia

Ya son incontables las comparaciones del antecedente argentino con el desmoronamiento de Grecia. Los analistas intentan discernir si las medidas adoptadas por el primer país aliviarían o agravarían la situación del segundo. Esta evaluación se extiende habitualmente a otras naciones de la periferia europea, como Portugal e Irlanda. En los movimientos sociales predomina otra preocupación: ¿qué enseñanzas brinda la experiencia sudamericana para la batalla contra el ajuste?

La teoría clásica del imperialismo (I)

La teoría marxista del imperialismo surgió en un período de grandes guerras por la apropiación del botín colonial. Se forjó en una lucha política contra las justificaciones del militarismo y la expectativa pacifista de evitar la conflagración.

Grecia 2010, Argentina 2001

La convulsión que sufre Grecia se parece mucho a lo vivido en Argentina durante el 2001, cuando el incremento de la deuda devastó a la economía sudamericana. Una parte de ese pasivo subió por el cómputo de deudas inexistentes que financiaban la fuga de capitales. Otra porción creció con la espiral de intereses y refinanciaciones y otro segmento surgió por la absorción estatal de los quebrantos privados.

Interpretaciones de la crisis

Transcurridos dos años desde el comienzo de la crisis las explicaciones de lo ocurrido continúan hegemonizadas por un contrapunto entre neoliberales y keynesianos. Los economistas ortodoxos cuestionan la osadía de los banqueros, los desaciertos de los gobiernos y la irresponsabilidad de los deudores. Los heterodoxos objetan el descontrol oficial, la tolerancia de la especulación y la ausencia de regulaciones financieras. Frente a esta argumentación comienza a ganar espacio otra interpretación de raíz marxista, que atribuye la convulsión a desequilibrios intrínsecos del capitalismo.