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La brújula política en las teorías sobre la nación

El primer Hobsbawm evaluó el nacionalismo en relación al proyecto socialista y con esa óptica observó a la nación como un proceso histórico construido. Perdió ese barómetro con fin de la URSS y presagió erróneamente el declive y la involución conservadora del nacionalismo. No registró su resurgimiento con las mismas diferenciaciones del pasado. Aportó acertados criterios para definir a la nación con una síntesis de parámetros objetivos y subjetivos e introdujo sólidos argumentos de clase para desmitificar las miradas románticas. Pero no retuvo la brújula política precedente. Esa desorientación confirmó la centralidad del ordenador propuesto por Lenin para evaluar la problemática nacional.

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Los tres nacionalismos en América Latina

Leer texto completo [PDF]La distinción leninista de nacionalismos se corroboró en América Latina. La variante reaccionaria comandó tiranías sin diputar gravitación internacional, la burguesa industrializó con hostilidad a la lucha social, la revolucionaria empalmó con luchas nacionales y sociales. Mella y Mariátegui polemizaron con el desconocimiento, la descalificación y la idealización de esas corrientes. Hubo incomprensión en la izquierda de la autonomía internacional del nacionalismo y pasiva aprobación posterior de su proyecto capitalista. La ultraderecha es autoritaria, confronta con el ciclo progresista, abandonó el desarrollismo y está sometida a Washington. El progresismo recrea el antecedente convencional con retórica socialdemócrata, constitucionalismo y regionalismo. La vertiente radical resiste al agresor estadounidense y dirime futuros en Venezuela y Cuba.

Coincidencias y discrepancias con Lenin

El sistema imperial y el bloque socialista remodelaron el antimperialismo en el siglo XX. El belicismo actual de Estados Unidos para contrarrestar su declive económico impone otra reconsideración. La pluripolaridad aporta una mediación para alianzas con el nacionalismo revolucionario, confrontaciones con la ultraderecha y replanteos con el progresismo. En América Latina corresponde resistir a Estados Unidos, renegociar con China y gestar la unidad regional, en sintonía el realismo de Lenin. Las miradas neutralistas contrarían ese legado y desconocen el protagonismo agresor de la OTAN. Los críticos del antiimperialismo jerarquizan los antagonismos de clase ignorando otras variedades de opresión. Olvidan las tensiones nacionales, las contradicciones de la periferia y las mediaciones del proyecto socialista.Leer texto completo [PDF]

El legado antiimperialista de Lenin

Lenin propició la convergencia de las luchas nacionales y sociales para unificar la acción de los asalariados con los oprimidos. Alentó el derecho a la autodeterminación en Europa Oriental en un escenario de revoluciones y expectativas socialistas. Clarificó con las sublevaciones de Asia una estrategia antiimperialista de centralidad de la periferia y protagonismo popular. Posteriormente maduró la distinción entre vertientes conciliatorias y radicales del nacionalismo e introdujo la geopolítica socialista para incluir la defensa de la URSS. Rechazó el padrinazgo de la socialdemocracia, el internacionalismo abstracto del antinacionalismo y las insuficiencias del austro-marxismo. La descolonización confirmó sus previsiones, que tuvieron gran corroboración en América Latina.

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Las mismas disyuntivas que en 1917

La revolución rusa atemorizó a las clases dominantes que aceptaron impensables concesiones sociales. Ilustró la dinámica contemporánea de la confrontación con el capitalismo y los rasgos que singularizan un perfil socialista. La radicalización de los bolcheviques inspiró procesos equivalentes del siglo XX.
Los revolucionarios no causaron los horrores que padeció la URSS, ni anticiparon el stalinismo. Actuaron con gran respaldo popular, en las antípodas de un golpe. Su proyecto era factible, pero fue distorsionado por una burocracia que finalmente se aburguesó.
La inmadurez de las fuerzas productivas no obstruía el debut del socialismo y las dificultades de esa experiencia no se superan soslayando el manejo del estado. El exclusivismo proletario desconoce la variedad de trayectorias inauguradas por 1917. La actualización de esa gesta exige un empalme de Lenin con Gramsci, para lidiar con el dilema del socialismo o la barbarie.

¿Brotará el socialismo del chavismo?

RESUMEN

El proceso bolivariano ingresa en una etapa de definiciones. La derecha ensayó una presión golpista sin las condiciones del 2002. Intensificarán las campañas destituyentes, tentarán a los militares e impulsarán el revocatorio. El oficialismo logró una ajustada victoria remontando los inesperados efectos del fallecimiento de Chávez y sorteó el fantasma de la derrota sandinista. Padece una declinación de votos por causas muy conocidas, pero tiene margen para remontar la adversidad.
La radicalización renovaría las energías y la opción conservadora desmoralizaría al chavismo. Son dos cursos opuestos para afrontar la ineficiencia, la corrupción y la inseguridad. Chávez se sobrepuso a situaciones más difíciles girando a la izquierda e incentivando la acción popular. No aceptó el techo del nacionalismo burgués y rehabilitó el proyecto socialista. Sus discípulos pueden retomar esa conducta.
La desaparición de la URSS y el fin de las dictaduras obligan a reconsiderar la estrategia socialista. Se impone combinar la acción electoral con la construcción del poder popular y el resguardo defensivo, tomando en cuenta la peculiaridad de una economía petrolera.
La victoria de Maduro afecta la estrategia de maquillajes imperiales y refuerza la necesidad de proteger a toda la región de las tragedias que soporta África y Medio Oriente. La articulación de movimientos sociales del ALBA ofrece un nuevo ámbito de aglutinamiento por abajo por la emancipación socialista.

Estrategias socialistas en América Latina

17.Ene.07

Los caminos al socialismo vuelven a discutirse en la izquierda latinoamericana. La correlación de fuerzas ha cambiado por la acción popular, la crisis del neoliberalismo y la pérdida de capacidad ofensiva del imperialismo norteamericano. Ya no es válido oponer un período político revolucionario del pasado con otro conservador de la actualidad.

Socialismo o neodesarrollismo

27.Nov.06

Dos estrategias se enfrentan en la discusión del socialismo del siglo XXI. La propuesta de promover crecientes transformaciones radicales choca con la postura de apuntalar previamente una etapa capitalista de neo-desarrollismo regional. La ausencia de planteos socialistas es más perniciosa que los errores de diagnóstico sobre el capitalismo contemporáneo

El Porvenir del Socialismo

12.Nov.04

¿Cómo podría funcionar una sociedad igualitaria? Esta pregunta recorre los cinco ensayos de un libro que presenta una nueva mirada sobre el socialismo. El texto cuestiona la aceptación fatalista del capitalismo, pero buscando superar las miradas ingenuas sobre el porvenir. Reivindica la meta comunista revisando los problemas del programa socialista y esbozando las peculiaridades de una transición en la periferia. El fracaso de las formaciones burocráticas en el extinguido “socialismo real” es analizado junto a los desequilibrios generados por la centralización compulsiva y las reformas descentralizadoras. De esta reflexión surge un proyecto de combinación del plan con el mercado que podría caracterizar el curso inicial de “otro socialismo”. También se reconsideran las discusiones teóricas sobre el cálculo, el incentivo y la innovación. El libro concluye estudiando el vaciamiento actual de la democracia y evalúa los mecanismos que podrían articular un modelo de democracia directa e indirecta.