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Neoliberales en América Latina I. Ortodoxos y convencionales

En América Latina el neoliberalismo comenzó antes y ha enfrentado mayores resistencias. Es una práctica reaccionaria, un pensamiento conservador y un modelo de acumulación basado en agresiones a los trabajadores, en un marco de mayor internacionalización del capital.
Hubo una etapa inicial del ajuste y otra fase posterior de privatizaciones durante las dictaduras y las transiciones posteriores. La aplicación del esquema neoclásico acentuó los desequilibrios financieros, cambiarios y productivos tradicionales y repitió los socorros estatales a los capitalistas a costa del erario público.
A diferencia de otras regiones el neoliberalismo latinoamericano quedó afectado por el impacto de las sublevaciones populares. Mantiene el programa derechista, pero redujo su triunfalismo, atenuó sus ambiciones y acepta cierta intervención estatal. Puede ser visto como etapa del capitalismo, estrategia de libre-comercio, política económica o gobierno derechista. Para definir si se encuentra a la ofensiva o en repliegue hay que distinguir esas cuatro acepciones.
El librecambismo postula una imaginaria inserción natural en el mercado mundial y reproduce el subdesarrollo que genera la exportación primaria. Las brechas internacionales de productividad desmienten las fantasías de convergencia entre economías avanzadas y periféricas.
El neoliberalismo hereda viejas teorías de inferioridad de los nativos, atraso cultural hispanoamericano y supremacía de Occidente. Retoma los mitos positivistas de la modernización basados en la copia del capitalismo avanzado. Despotrica contra la injerencia estatal, ocultando los beneficios que obtienen los capitalistas y no explica la continuidad de esa intervención al cabo de tantos gobiernos pro-mercado. Es absurda su presentación de la informalidad laboral como una resurrección de la competencia empresaria.
Como creencia, programa o cosmovisión el neoliberalismo es la principal ideología actual de las clases dominantes. No ha sido internalizada por los oprimidos.

Neoliberales en América Latina III. Globalistas y cosmopolitas

El social-liberalismo elogia al capitalismo globalizado desconociendo la envergadura de las crisis recientes. Pondera sus logros educativos o democráticos omitiendo la fractura social y los atropellos a los derechos populares. También desconoce el incremento de la desigualdad. Confunde el diagnóstico de la mundialización con su aprobación y la existencia de un mayor entrelazamiento internacional de las clases dominantes con el progreso cosmopolita.
Los globalistas que abandonan el socialismo manteniendo la hostilidad al nacionalismo ignoran la diferencia entre el chauvinismo reaccionario y el antiimperialismo progresista. Repiten una indiscriminada identificación del nacionalismo con dictadores corruptos. Suponen que la globalización desembocará en socialismos universales recreando ingenuas utopías de emancipación repentina.
El social-liberalismo sustituye la vieja crítica al tercermundismo por un desconocimiento de la opresión que exculpa al colonialismo, desvaloriza la descolonización y denigra el indigenismo. Observa comportamientos individuales autónomos donde impera la manipulación mercantil.
Es falso presentar a las guerras como rivalidades estatales ajenas a la competencia entre capitalistas. El belicismo no decae con la gobernanza política mundial. Se acrecienta para asegurar mercados y abastecimientos. Los argumentos humanitarios para justificar las intervenciones imperialistas utilizan una doble vara, que penaliza a los adversarios de las potencias y disculpa a sus aliados.

Neoliberales en América Latina II. Pensamiento socio-liberal

El social-liberalismo adoptó los postulados de la Tercera Vía y motorizó las transiciones pactadas con las dictaduras, siguiendo el modelo de la Concertación chilena. FH Cardoso fue un artífice de estos procesos. Comenzó en el progresismo y concluyó como abanderado del ajuste. Transparentó su visión del desarrollo como un proceso de asociación con el capital extranjero y eliminó todos los resabios de la Teoría de Dependencia.
Castañeda abandonó la izquierda para sumarse a un gobierno derechista, convalidando el orden capitalista y cuestionando la rebeldía popular. Sustituyó caracterizaciones dogmáticas de la plusvalía por elogios a la uniformidad globalista. Transformó su crítica al economicismo en una idealización de la política y convirtió su tesis de múltiples imperialismos en aprobaciones del status quo.
También Sebreli reemplazó su defensa inicial de un socialismo puro por adscripciones al neoliberalismo. Sus viejos cuestionamientos a la subsistencia de brechas entre el centro y la periferia devinieron en una aceptación de la globalización. Enalteció el desarrollo de las fuerzas productivas estableciendo una falsa identificación del progreso con el capitalismo. Desconoció que el motor la historia es la búsqueda de la emancipación social, a partir de legados de resistencia aportados por todos los sectores oprimidos.
El social-liberalismo repite los mitos del eurocentrismo. Avala la destrucción de las civilizaciones pre-capitalistas, desvaloriza las culturas autóctonas y justifica la expansión colonial. Ha incorporado las simplificaciones de la teoría neoclásica, relativiza las desigualdades internacionales e imagina que los países atrasados reproducirán el desarrollo de los avanzados.

¿Qué es el neo-desarrollismo? III- Una visión crítica. Teoría y política

El neo-desarrollismo elogia a los empresarios con la misma naturalidad que reivindica al capitalismo. Observa contratos voluntarios donde impera la coerción y percibe conductas emprendedoras entre los demandantes de auxilio estatal. Se amolda a burguesías locales más internacionalizadas y prioriza el sometimiento de los oprimidos a la imposición de mayor disciplina estatal a los poderosos.
El subdesarrollo no deriva de la ausencia de un funcionariado eficaz, ni se corrige con burocracias eficientes. Esas capas actúan en consonancia con las clases dominantes y reflejan sus limitaciones. El neo-desarrollismo atenúa la ideología nacionalista, eliminando resabios antiimperialistas. La distinción entre identidad y densidad nacional no explica los resultados de cada economía. El nacionalismo burgués ha perdido funcionalidad y tiende a ser sustituido por el regionalismo capitalista.
Mientras las nuevas miradas institucionalistas aceptan ritmos más pausados de desenvolvimiento, la identificación del desarrollo con la modernidad elude el análisis del capitalismo y sintoniza con los planteos tradicionales del liberalismo.
Al atribuir el subdesarrollo a la ausencia de elites clarividentes se olvida el comportamiento de las clases dominantes. La evolución divergente de Latinoamérica y el Extremo Oriente no obedece a la conducta de esas minorías, ni tampoco al rol de la tecnocracia. Hasta ahora el neo-desarrollismo sólo despunta como un esbozo en un escenario con predominio neoliberal.

¿Qué es el neo-desarrollismo? I- Una visión crítica. Economía

El neo-desarrollismo propone mayor intervención estatal, políticas económicas heterodoxas, retomar la industrialización, reducir la brecha tecnológica e imitar al Sudeste Asiático. A diferencia del desarrollismo clásico promueve alianzas con el agro-negocio, relativiza el deterioro de los términos de intercambio, se aleja del enfoque centro-periferia y prioriza el manejo del tipo de cambio.
Disimula con pragmatismo su favoritismo hacia los capitalistas. Su modelo exportador afecta al salario y la convergencia que propone con empresas transnacionales no atenúa las brechas tecnológicas. La expectativa de igualar el avance asiático olvida la existencia de adaptaciones diferenciadas en la mundialización. La explotación de los trabajadores es más rentable en el Extremo Oriente y la imitación de ese esquema es poco factible.
Es un artificio suponer que la globalización entraña beneficios comerciales y peligros financieros o que todos pueden mejorar su lugar en ese escenario. La teoría del catch up no explica la existencia de situaciones internacionales disímiles. Desconoce que continúa imperando una inserción dependiente, que no se corrige con la disponibilidad tecnológica. El desarrollo desigual y combinado agrava las contradicciones de los retrasados.
La mirada endogenista que atribuye el subdesarrollo a causas internas desconsidera el marco objetivo y magnifica las voluntades nacionales. No hay trayectorias despejadas para la acumulación. El neo-desarrollismo es más afín a la CEPAL tecnocrática que al pensamiento crítico y presenta más continuidades que rupturas con el neoliberalismo.

¿Qué es el neo-desarrollismo? II- Una visión crítica. Argentina y Brasil

Argentina volvió a encabezar un viraje económico con políticas neo-desarrollistas, que complementaron la valorización internacional de sus exportaciones y la recuperación de la rentabilidad pos- 2001. Pero el ensayo duró poco y ha declinado por el efecto de la inflación, el déficit fiscal y las devaluaciones.
La crisis global no explica los desequilibrios actuales. Se apostó al virtuosismo de la demanda eludiendo la centralidad de la ganancia. La renuncia a una apropiación mayor de la renta sojera socavó el modelo. Se confió en capitalistas que utilizaron los subsidios para fugar capital sin aportar inversiones.
El control de cambios fue tardío e ineficaz, no hubo reforma impositiva progresiva y se retoma el endeudamiento externo. El modelo mantuvo el perfil extractivo, la estructura industrial dependiente y un sistema financiero adverso a la inversión. Los críticos neoliberales propician la perpetuación de esas falencias.
En Brasil se discute la existencia de una variante conservadora de neo-desarrollismo, una versión más regulada del neoliberalismo o la vigencia de un tenue giro industrialista. Allí no se afrontó la crisis y la rebelión popular que convulsionaron a la Argentina. Pero la economía se ha estancado y se sobredimensiona la expansión de la clase media con falacias estadísticas y espejismos de consumo.
El neo-desarrollismo es un proyecto diferenciado dentro del patrón de exportaciones básicas las últimas décadas. Es poco fructífero cuestionar su denominación y corresponde distinguir las miradas elogiosas y críticas. Es un programa de economías medianas afectadas por rentas agro-exportadoras que disuaden la inversión fabril. Intenta canalizar el excedente hacia la actividad industrial, pero retrocede frente a los conflictos que suscita y recrea el círculo vicioso de los ensayos fallidos.

Dualidades de América Latina I Economía y Clases

La validez de los conceptos Pos-liberalismo y Consenso de commodities se dilucida analizando las transformaciones de la región. El capitalismo se ha extendido en el agro y la mega-minería se amplía, acentuando la preeminencia de las exportaciones básicas. La industria abastecedora del mercado interno retrocede frente a las maquilas, las remesas son un recurso de supervivencia y el turismo es un ingreso clave para los pequeños países. Estas tendencias económicas han sido reforzadas por desde el inicio de la crisis global.
La burguesía nacional que privilegia la demanda ha sido reemplazada por la burguesía local, que jerarquiza el abaratamiento de los salarios. Su carácter minoritario se consolida junto a la asociación con empresas extranjeras. Se extinguen sus rasgos pre-capitalistas y no conforman nuevas oligarquías. Mantiene sus bases de acumulación sin convertirse en un grupo transnacionalizado. Sólo fracciones marginales aglutinan una lumpen-burguesía y no se extiende a los países medianos la dependencia neo-colonial.
La expansión de la informalidad, el éxodo campesino y el estancamiento de la nueva clase media reconfiguran a las clases dominadas, en un marco de pobreza, desempleo y desigualdad. El escenario económico no corrobora el diagnóstico pos-liberal, pero la tesis opuesta debe ser evaluada incorporando la dimensión política.

Dualidades de América Latina III Rebeliones y Proyectos

Las rebeliones sudamericanas modificaron las relaciones de fuerza, limitaron la agresión neoliberal y consiguieron victorias inusuales en otras partes del mundo. Evitaron el desangre del mundo árabe e impusieron las agendas pendientes en Europa del Sur. Posteriormente no se profundizaron, ni retrocedieron. Ampliaron su radio sin incorporar al grueso de Centroamérica.
Las resistencias oxigenaron a Cuba e iluminaron los logros de una isla sin recursos, que necesita contrapesar el aislamiento con reformas mercantiles. En Venezuela la derecha conspira para anular las mejoras populares, pero la principal batalla se libra al interior del proceso bolivariano. También Bolivia tiene un gobierno radical y dirime el freno o profundización de su gestión, en condiciones de mayor subdesarrollo y conflictos con la utilización de los recursos naturales.
Ecuador mantiene una política centroizquierdista junto a un alineamiento regional radical. Nicaragua se ubica en un eje semejante con un gran alejamiento de su pasado revolucionario. En El Salvador emergen las consecuencias de la adaptación al sistema y en Paraguay se verificaron los efectos de actitudes vacilantes.
El ALBA es un germen de asociación cooperativa que depende de la continuidad de gobiernos de izquierda, del soporte popular y del afianzamiento de intercambios solidarios.
La tesis pos-liberal no registra la continuidad del mismo patrón productivo de la década precedente y la teoría del Consenso de commodities desestima las diferencias entre gobiernos, que actúan en marcos estructurales semejantes. Hay que distinguir los condicionantes económicos de los determinantes políticos, para integrarlos en una mirada que clarifique las contradicciones del escenario latinoamericano.

Dualidades de América Latina II Bloques y Gobiernos

Estados Unidos no se desinteresa de América Latina. Con una diplomacia más afable despliega tropas para reorganizar su dominación. Todas las potencias apetecen los recursos naturales de la región. El avance europeo se ha detenido y la presencia china se acrecienta, disputando negocios pero no preeminencia político-militar.
El objetivo del ALCA resurge con el Tratado del Pacífico. El NAFTA ilustra las consecuencias sociales de estos convenios, que la burguesía mexicana utiliza para internacionalizar sus negocios. Existe una estrecha conexión entre esos acuerdos y los gobiernos derechistas, que no se renuevan sólo por medios constitucionales. El golpismo ha reaparecido en los pequeños países y fracasó en sus intentos de mayor alcance.
Brasil encabeza otro bloque con metas más autónomas de regionalismo capitalista. Se ha consolidado como sub-potencia semiperiférica y adopta posturas ambivalentes frente a Estados Unidos. Ese posicionamiento conduce al estancamiento del MERCOSUR. El país se expande en forma multilateral y evita los costos de la integración. Su opción por el agro-negocio limita la intervención geopolítica de UNASUR y CELAC.
Argentina ha quedado relegada y sujeta a imprevisibles vaivenes. Ya afloran los límites de una recuperación que preservó la renta y el comportamiento burgués improductivo. Los presidentes de centroizquierda son afines, pero el Lulismo gobernó desmovilizando y asimilando al PT al sistema. El Kirchnerismo reconstruyó el estado afrontando luchas sociales. Estas condiciones disímiles determinaron políticas económicas distintas. La tesis pos-liberal sobrevalora la gravitación del bloque autónomo sudamericano y la visión opuesta diluye la singularidad de este alineamiento

¿Brotará el socialismo del chavismo?

RESUMEN

El proceso bolivariano ingresa en una etapa de definiciones. La derecha ensayó una presión golpista sin las condiciones del 2002. Intensificarán las campañas destituyentes, tentarán a los militares e impulsarán el revocatorio. El oficialismo logró una ajustada victoria remontando los inesperados efectos del fallecimiento de Chávez y sorteó el fantasma de la derrota sandinista. Padece una declinación de votos por causas muy conocidas, pero tiene margen para remontar la adversidad.
La radicalización renovaría las energías y la opción conservadora desmoralizaría al chavismo. Son dos cursos opuestos para afrontar la ineficiencia, la corrupción y la inseguridad. Chávez se sobrepuso a situaciones más difíciles girando a la izquierda e incentivando la acción popular. No aceptó el techo del nacionalismo burgués y rehabilitó el proyecto socialista. Sus discípulos pueden retomar esa conducta.
La desaparición de la URSS y el fin de las dictaduras obligan a reconsiderar la estrategia socialista. Se impone combinar la acción electoral con la construcción del poder popular y el resguardo defensivo, tomando en cuenta la peculiaridad de una economía petrolera.
La victoria de Maduro afecta la estrategia de maquillajes imperiales y refuerza la necesidad de proteger a toda la región de las tragedias que soporta África y Medio Oriente. La articulación de movimientos sociales del ALBA ofrece un nuevo ámbito de aglutinamiento por abajo por la emancipación socialista.